Queridos hermanos:
Estos días la comunidad internacional se ha visto sacudida por las noticias que llegan de la zona del Cáucaso, donde se ha desatado una guerra entre las tropas de Azerbaiyán y las de Armenia y una República que se auto proclamó independiente en la zona de Nagorno-Karabaj (NKR).
Son nombres que nos quedan lejos, al menos el de Azerbaiyán y Nagorno-Karabaj, pero sentimos muy cerca en el corazón el tema de Armenia. Porque son muchos los descendientes de armenios que viven aquí entre nosotros y porque los uruguayos sentimos un especial cariño por ese pueblo, por ese pequeño país, que se vio sacudido por el primer genocidio del siglo XX. Ese que se desarrolló en al antiguo Imperio Otomano y moderna república turca entre los años 1915 y 1923 donde entre un millón y medio y dos millones de armenios fueron masacrados de diferentes formas. Quienes sufrieron muerte inmediata y quienes fueron enviados a cruzar el desierto sin agua y sin alimento, familias enteras muriéndose de hambre y de sed.
Esta tragedia que marcó la vida, la existencia de tantos y muchos de los armenios que viven entre nosotros y sus descendientes recuerdan con mucha pena y con gran cariño a todos esos mártires de su pueblo.