El pasado 31 de diciembre falleció, Joseph Ratzinger, más conocido como Benedicto XVI, tenia 78 años cuando fue designado líder de la Iglesia Católica, sucediendo a San Juan Pablo II. Ocupó el cargo desde 2005 hasta el 2013 cuando anunció su retiro como pontífice a través de un comunicado.
En su carta Ratzinger, citó a su «edad avanzada» como el motivo para su retiro.
«Después de haber examinado repetidamente mi consciencia ante Dios, llegué a la certeza de que mis fuerzas, debido a una edad avanzada, ya no son aptas para un adecuado ejercicio del ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, debido a su esencial naturaleza espiritual, debe llevarse a cabo no solo con palabras y obras, sino también con la oración y el sufrimiento».
Hace algunos días, el Papa Francisco había dado cuenta del deterioro en la salud del Papa Emérito de 95 años recluido en Mater Ecclesiae (un monasterio de la Ciudad del Vaticano) y había solicitado orar por su vida. De la misma manera la Conferencia Episcopal del Uruguay se había unido al llamado de Francisco «Oremos juntos por el Papa Emérito Benedicto XVI, que en el silencio sigue rezando por la Iglesia. Pidamos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final», decía el comunicado.
En diálogo con el programa «Otra Mañana» el doctor en Filosofía y máster en Bioética, Miguel Pastorino, se refirió a su vida, su amor por la escritura y su «limpieza silenciosa» dentro de la Iglesia. Además lo recordó como un hombre «muy discreto, humilde y de palabra sencilla».
«Casi todo lo que se dice de él, podríamos decirlo en términos contemporáneos es como una fake news», es de la persona que más se han dicho disparates indicó Pastorino.
Y agregó «cuando justamente Ratzinger puso a temblar a los que estaban aferrados al poder y tapaban los delitos de la Iglesia, porque si algo hizo, más que ninguno, y de hecho Francisco heredó la gran purificación que hizo Benedicto, limpió la Iglesia como ninguno por dentro, lo que pasa es que lo hizo en forma silenciosa, destituyo a más de 400 sacerdotes, empezó la auditoria al Banco Vaticano o sea la gran reforma, yo diría… Benedicto ha sido el gran reformador de la Iglesia, sin embrago eso no es lo que se percibe en la opinión pública».
Señaló además que fue de los «grandes teólogos católicos del siglo XXI» y reformadores de la Iglesia, además sostuvo que para conocerlo había que leerlo.